Este 2023 el Estado salvadoreño cumple 91 años sin resolver la deuda histórica del más grande genocidio registrado en la historia El Salvador: la masacre indígena de 1932.
“El silencio, la sordera y la ceguera envuelto en un discurso político del Estado salvadoreño no resuelve la deuda histórica de un etnocidio. La justicia restaurativa solo posterga la deuda histórica”, aseveró el Concejo Ancestral de los Comunes de los Territorios Indígenas (CACTI).
Cada 22 de enero, los pueblos originarios de El Salvador conmemoran la masacre que fue perpetrado contra sus hermanos, hermanas, tatas, nanas, abuelos y abuelas.
En enero 1932, el país fue testigo del levantamiento campesino donde miles de salvadoreños se alzaron con machetes y unos pocos fusiles en bandera de rebelarse contra las injusticias a las que eran sometidos. La respuesta del dictador y general Maximiliano Hernández Martínez, quien era el mandatario en ese momento, fue perpetrar uno de los peores ataques en contra de un grupo étnico en América Latina.
El Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos de la Unesco señala que en esta masacre las víctimas rondaron entre 10,000 y 30,000 personas de las comunidades indígenas pertenecientes a Izalco.
El CACTI aseveró que, hasta la fecha, en El Salvador aún hecho «alguna acción concreta de apertura a juicio por la verdad, mucho menos reparación de daños, o resarcimientos a los descendientes de las víctimas, o devolución de las tierras comunitarias”.
Por otra parte, el Colectivo Milpa, una red descentralizada de miembros de comunidades y organizaciones indígenas en Centro América y en la diáspora, señaló como tema preocupante la actual situación de militarización en el país y el impacto que esto pueda tener en los derechos de los pueblos indígenas.
En este sentido, el Colectivo MIilpa anunció que el próximo 19, 20 y 21 de enero de 2023, pueblos indígenas en El Salvador, en alianza con naciones y pueblos originarios de todo el continente, realizarán el primer Congreso Indígena para la De-colonización en El Salvador.
«Este Congreso denominado ´Reclamando nuestras raíces´ es resultado ante la reiterada necesidad de exigir la integralidad de los derechos que nos son negados y el cese a los atropellos a los que nuestras familias y comunidades siguen siendo expuestas y sometidas», explicó.