En Honduras los niños del sistema educativo público son expulsados y obligados a abandonar sus clases debido a la falta de acceso a las herramientas tecnológicas.
El sector educativo público hondureño está en crisis. Miles de estudiantes del sector primario y secundaria tuvieron que dejar sus estudios por no contar con las herramientas tecnológicas necesarias.
Los dirigentes magisteriales confiesan que antes de la COVID-19 ya existían múltiples desafíos en el sector educación. Pero nunca se había dado un grado tan alto de expulsión del sistema a estudiantes por falta de recursos económicos.
Desde el Gobierno del expresidente hondureño Porfirio Lobo Sosa se creó un sistema de captación de fondos para modernizar el sistema educativo, pero nadie sabe cómo se manejan esos fondos y el destino de ellos.
Millones de niños y niñas no tienen posibilidades de volver a recibir educación ya sea por la falta de recursos de sus padres o por la falta de respuestas del Gobierno de Juan Orlando Hernández.
Las escuelas en la zona norte y centro del país funcionan actualmente como albergues para los damnificados por las lluvias de Eta e Iota. Eso deteriora aún más las edificaciones.
Hasta mediados del año 2021, creen los maestros que podrían retornar a clases presenciales, pero más del medio millón de niños habrán quedado sin educación.