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Demonstrators wave Polish and EU flags as they shout slogans during a protest outside the Parliament building in Warsaw Poland December 17 2016 REUTERS Kacper Pempel

Polonia 10 días de protestas en contra del gobierno.

El fallo del Tribunal Constitucional del pasado 22 de octubre que restringe al máximo las posibilidades de abortar en un país que ya se encontraba entre los más restrictivos de Europa en la interrupción voluntaria del embarazo.

Polonia está viviendo protestas históricas tras la prohibición casi total de abortar en el país. Los manifestantes, que fueron 100.000 este viernes en Varsovia tras siete días consecutivos de protestas, piden la dimisión del Gobierno. El Tribunal Constitucional polaco invalidó la semana pasada el artículo que permitía a las mujeres abortar en caso de malformación del feto, lo que llevará a un aumento de los abortos clandestinos. La presión popular ha hecho que el Gobierno esté dispuesto a suavizar las directrices de la sentencia del Constituional y permita abortar en el caso de que el feto no sea viable. “Es el fin del aborto legal en Polonia”. Así califica Agata Ignaciuk, investigadora en la Universidad de Granada sobre salud y derechos reproductivos (especialmente en España y Polonia), la reciente sentencia del Tribunal Constitucional (TC) del país que considera que abortar en caso de malformación fetal es anticonstitucional.

“Anunciar esa decisión en la semana con los números de personas infectadas de Covid descontrolados, con hospitales llenos y una falta de recursos sanitarios generalizada tiene como objetivo desviar la atención de la ciudadanía de la pésima gestión de la segunda ola de la pandemia por parte del gobierno”, apuntaban Agata Ignaciuk y Aleksandra Sojka  investigadoras sobre política europea. El movimiento se ha ampliado y está integrado no solamente por mujeres sino también por hombres que han decidido salir a la calle. Las manifestaciones van más allá de la cuestión de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). Una grande parte de la sociedad está cansada del partido ultraderechista Ley y Justicia (PiS), que lidera una coalición en Polonia con mayoría absoluta. «La gente no solo manifiesta contra las restricciones al aborto sino contra el Gobierno y el partido ultraconservador que está en el poder desde el 2015» describe Marta Paczkowska, coordinadora de la oficina de la Federación para Mujeres y Planificación Familiar de Polonia.

El Tribunal Constitucional de Polonia, a demanda de varios parlamentarios del PiS, ha restringido el acceso al aborto en casos de malformación del feto, lo que representa el 97% de los abortos anuales, con el argumento de que este tipo de aborto es una forma de eugenesia que va en contra de la dignidad humana. Según Marta, el partido liderado por el controvertido Jaroslaw Kaczynski utiliza la excusa del riesgo de eugenesia para obtener el apoyo de la fracción más conservadora de la sociedad en su lucha política.Ya que la decisión fue tomada por el Tribunal Constitucional, «es prácticamente inmutable» deplora Marta. Las protestas no han sido en vano y manifestantes han conseguido una pequeña victoria gracias a la presión en la calle: un nuevo proyecto de ley autorizará el aborto en caso de malformación muy grave del feto.

Polonia ocupaba ya la segunda posición en la lista de países europeos con reglamentaciones más duras sobre el aborto, por detrás de Malta, que lo prohíbe sin excepciones. La ley polaca permitía abortar en solo tres excepciones: violación de la mujer o incesto, alto riesgo para la salud de la mujer y malformación del feto. El país de 38 millones de habitantes realiza oficialmente 1.110 abortos cada año, una cifra baja en comparación con otros países europeos.

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