Por David Ramírez, periodista de VOCES
Cacahurias, lencas, cuscatecos, nonualcos, cojutepecos, nahuizalcos y tacubayas conmemoraron con ceremonias, bailes y en armonía el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
“Unidos como los granos en mazorcas”, expresaron las voces de estas comunidades congregadas en las tierras de Izalco, un lugar emblemático y sagrado para los pueblos originarios, pero también un lugar de grandes tragedias.
En 1932 el dictador Maximiliano Hernández Martínez, supuestamente luchando contra los comunistas, cometió el más grande genocidio registrado en la historia salvadoreña, precisamente contra los pueblos originarios, estos que hoy –al igual que ayer, siguen en resistencia.
La congregación de las comunidades indígenas tuvo como centro la unidad, y es que –como ellas mismas afirman- solo unidas tienen la fuerza para continuar el camino pedregoso que han transitado desde la colonización de los españoles.
La jornada de conmemoración del 9 de agosto, que desde 1994 es reconocido por las Naciones Unidas como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, inició con una ceremonia ancestral en el santuario El Llanito, en donde tatas, nanas y ancestros han sido sepultados.
Este sitio es “patrimonio y herencia cultural” de estos pueblos, afirmó el tata Mateo Rafael Latin, también alcalde del Común de Izalco.
El Llanito es hasta ahora el sitio de descanso de miles de campesinos indígenas arrasados por la mente perversa del dictador Martínez, relató a VOCES, Vicente Cuchillas, profesor del Departamento de Periodismo de la Universidad de El Salvador, quien participó en la conmemoración junto a un grupo de sus estudiantes.

En este significativo lugar las comunidades congregadas conformaron una federación para continuar luchando por el respeto a sus derechos humanos.
Las comunidades también compartieron el tradicional chilayo, una sopa artesanal a base de verduras y carne de res. Este platillo es un invitado especial año tras año en estas festividades, el cual es compartido con todas las personas que se unen a la conmemoración.
Sennemitiwit ken ne tajtawial tik ne sinti (unidos como los granos en mazorca).