Luis Manuel Arce Isaac*
Como una mala pasada del destino, en esta mañana fría y lluviosa de hoy Día de Inocentes, Armando Manzanero, voz y sentir del México romántico, murió en un hospital capitalino por Covid-19.
Un paro cardiaco lo sorprendió a las tres de la mañana de este lunes cuando no pudo soportar los ataques del mortal virus a su sistema cardiopulmonar.
La tristeza que embargaba a su pueblo desde que la semana pasada se dio la noticia de su ingreso urgente y la posterior confirmación de intubación por agotamiento después de agradecer por celular las muestras de cariño de los mexicanos, se hizo agónica al pensar en sus 85 años, edad en la que se ceba este terrible y despreciable virus.
Sus amigos y seguidores encendieron lirios e hicieron múltiples promesas a la Guadalupe para que le arrebatara de sus mortales aristas al coronavirus la vida del hijo de Juana Canché y Santiago Manzanero, fundador de la orquesta Típica Yucalpetén.
A los ocho años inició sus estudios de música en la escuela de Bellas Artes y completó su formación en Ciudad de México con maestros como Mario Ruiz Armengol, Chucho Zarzosa y Vicente Garrido. A los 16 ya era un pianista profesional y a los 22 director musical de CBS Internacional.
Siempre estuvo a la sombra de grandes intérpretes. Acompañó al piano a cantantes como Lucho Gatica varios años, a Pedro Vargas y José José, entre otros, y fue promotor de casas disqueras. Se convirtió en productor musical de cine y de personajes como Sonia López y Angélica María.
En 1959 grabó un primer disco con sus propias canciones para iniciar una larga y prolífera carrera de composición con inolvidables temas del romanticismo universal y contemporáneo.
Su primer sencillo fue Nunca en el Mundo, lo escribió en 1950 y se realizaron 21 versiones en diferentes idiomas. Su voz baja en registros, pero tan colmada de amor que evocaba el edén desde sus primeras notas como ángeles rasgando el arpa, se hizo familiar y amiga entre los enamorados.
En 1957, Boby Capó cantó su composición Llorando estoy, Gatica, Voy a apagar la luz, y No, cantada por Carlos Lico, un éxito en Latinoamérica.
Otros de sus temas fueron interpretados por Eddie Gorme, Tony Bennet, Frank Sinatra, Elvis Presley, Andrea Bocelli, Luis Miguel o Plácido Domingo.
También los Panchos, Pedro Vargas, Raphael, Olga Guillot, Angélica María o Alfredo Jiménez entre otros muchos.
En el año 1967 cantó sus propias canciones como Adoro, Esta tarde vi llover, Somos novios, Contigo aprendí y otros boleros que adornan y enriquecen el pentagrama romántico latinoamericano.
Su obra musical está presente en numerosas telenovelas, entre ellas la exitosa Nada personal, o la obra musical Ciudad Blanca, bajo la producción de Xavier López Chabelo y su hijo Xavier López Miranda.
Grabó más de 30 discos y musicalizó numerosas películas. Actuó en sitios como el Lincoln Center y el Madison Square Garden, en Nueva York; el Memorial, en Sao Paulo, Brasil; el Canecao, en Río de Janeiro, y el Teatro Colón, en Argentina, y en La Habana, poco antes de la aparición del coronavirus SARS-CoV2 causante la Covid-19.
El mundo lo llora y no lo olvidará jamás. Su modestia, humildad y carisma lo colocan entre los grandes de la música latinoamericana. Su canción Adoro es hoy su himno eterno de recordación y despedida:
Adoro la calle en que nos vimos,/la noche cuando nos conocimos./Adoro las cosas que me dices,/nuestros ratos felices,/los adoro, vida mía./ Adoro la forma en que sonríes,/y el modo, en que a veces me ríes,/adoro, la seda de tus manos,/los besos que nos damos,/los adoro vida mía./
Y me muero por tenerte junto a mí,/cerca, muy cerca de mí,/no separarme de ti,/y es que eres mi existencia, mi sentir,/eres mi luna, eres mi sol,/eres mi noche de amor.
Adoro, el brillo de tus ojos,/lo dulce que hay en tus labios rojos./Adoro, la forma en que me miras,/y hasta cuando suspiras,/yo te adoro, vida mía.
*Corresponsal de Prensa Latina