Dagoberto Gutiérrez*
Cuba fue siempre una joya codiciada por el imperio estadounidense, que no podía aceptar que, a noventa millas de sus costas, se construyera una sociedad libre e independiente de sus tentáculos. Esta verdad la tenían clara los patriotas cubanos que liberaron a Cuba del yugo español, y así, desde el primer día de la revolución cubana de 1959, Fidel supo siempre quién era el enemigo más peligroso, y supo, además, que el pueblo cubano tenía la capacidad para enfrentarse con éxito a ese y a otros peligros que surgieran en su camino. Así ha ocurrido hasta nuestros días, por eso, Cuba merece el cariño, la admiración y el respaldo de todos los pueblos del mundo.
El bloqueo estadounidense ha buscado siempre aislar a la revolución y hundirla, causando daño y sufrimiento al pueblo cubano, pero fracasa todos los días, sin impedir que Cuba salga al mundo con su solidaridad y su intercambio cultural y científico.
Desde los primeros años de la revolución, Fidel delineó la política de desarrollo médico y científico para asegurar atención médica de calidad al pueblo, para formar personal médico de nivel científico y para brindar al mundo, sobre todo a los países más necesitados, la solidaridad que Cuba pudiera aportar a los pueblos que la necesitaran.
Esta fue y es una política justa para enfrentar con éxito la política aislacionista del imperio, para formar al pueblo en la práctica de la solidaridad y para asegurar el conocimiento de los cubanos acerca de las condiciones materiales de existencia de otros pueblos. Se trata de situar a Cuba en el mundo y al mundo en Cuba.
Actualmente, Cuba posee más de 100 mil médicos activos, con lo cual alcanza la cifra más alta de la historia y con ello un indicador de los primeros en el mundo, con la proporción de 9.0 médicos por mil habitantes: cerca de 20 000 estomatólogos, más de 80 mil licenciados en enfermería, 150 hospitales, 450 policlínicos, casi 11 000 consultorios médicos, 13 universidades médicas, cerca de 90 mil estudiantes y 30 mil especialistas en formación. Se han graduado más de 35 mil estudiantes extranjeros de 141 países en universidades cubanas.
Esta solidaridad tiene su historia. En un rápido recuento sobre su desarrollo y evolución, podemos mencionar las diferentes etapas por las que ha atravesado la colaboración medica internacional cubana, cuyo inicio data del 23 de mayo de 1963, con el envío de la primera brigada a Argelia, compuesta por 55 colaboradores que brindaron sus servicios por un año.
En los años 60, se inicia la colaboración en la modalidad de misión internacionalista, que se basa en el principio de ayuda solidaria gratuita y estuvo potenciada por los diferentes movimientos de liberación que se desarrollaron en África y Centroamérica. De esta misma forma se comportó en los 70 y 80. Ejemplos de países con colaboración en estos años fueron Argelia, Angola, Etiopía y Nicaragua.
La década de los años 90 estuvo marcada por eventos externos que afectaron sobremanera la economía cubana, dentro de ellos, la desintegración de la URRS con la desaparición del campo socialista, principal mercado cubano, el inicio del período especial y el recrudecimiento del bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba. Esta situación potencia el surgimiento de una nueva modalidad de cooperación: la Asistencia Técnica Compensada o Contrato Directo, cuya esencia consiste en que se establece un acuerdo, por el cual el médico contratado percibía una remuneración por los servicios prestados y por este concepto entraba al Sistema Nacional de Salud un aporte que permitía mantener al resto de la colaboración médica, que debido a la situación económica que existía, el país no lo podía asumir.
Al final de los 90 se producen eventos naturales en el área de Centroamérica y el Caribe (huracanes George y Mitch) que modificaron todo lo que se realizaba hasta estos momentos, disminuye la modalidad de Misión Internacionalista, la Asistencia Técnica Compensada se reduce de forma paulatina y aparece el Programa Integral de Salud (PIS), el 3 de noviembre de 1998, inicialmente en Centroamérica y El Caribe y posteriormente se extiende hacia África y el Pacífico, así como la creación en este periodo de la Escuela Latinoamericana de Medicina, como elemento básico de continuidad y sostenibilidad de este Programa. La esencia del PIS es el envió de Brigadas Médicas hacia lugares remotos, de difícil acceso, donde no había presencia de médicos nacionales y a los que solo se les proporciona un dinero de bolsillo para las necesidades básicas.
En los primeros años del siglo XXI se desarrollaron programas especiales como Barrio Adentro (Venezuela), Operación Milagro (varios países de América Latina incluido El Salvador[1]), Programa Más Médicos en Brasil, así como las colaboraciones realizadas en Ecuador, Bolivia, Honduras, Guatemala, Haití y el Caribe, entre otras naciones de la región.
Otro importante suceso es la creación del contingente internacional de médicos especializados en situaciones de desastres y graves epidemias «Henry Reeve», el 25 de agosto de 2005 por iniciativa de Fidel Castro Ruz. Este contingente se organiza como consecuencia de otro desastre natural; el huracán Katrina, que afectó a los territorios de Lousiana, Mississippi y Alabama en Estados Unidos y constituye un nuevo enfoque de la Medicina de Desastres, aunque a partir de 1960 ya Cuba brindaba esta ayuda ante desastres naturales a través de Brigadas Emergentes.
Este rápido recuento demuestra que Cuba no ha sido aislada por el imperio estadounidense, que goza de prestigio y solidaridad en el mundo, con gran capacidad para extender su mano solidaria a los pueblos que lo necesiten. El imperio, que atraviesa por un momento de reducción de su hegemonía, y que durante varios años no impidió el establecimiento de gobiernos progresistas en Sur América, como Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina y Venezuela, y con los cuales Cuba estableció relaciones políticas de mucha importancia, recibiendo de ellos solidaridad, sobre todo de la Venezuela de Hugo Chávez; sin embargo, al desaparecer varios de estos gobiernos, Washington intenta aprovechar esta coyuntura para arremeter contra Cuba y cortar esta exitosa política de solidaridad, donde Cuba recibe en la medida que da. Por eso, se presiona en la actualidad a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para que se quite el reconocimiento y respaldo de esta organización a la exitosa política cubana de solidaridad.
Ciertamente, con esto se afectan los intereses de los pueblos beneficiados y se trata de una política criminal que pinta de manera fiel a un Estado imperial dispuesto a usar todo lo que sea necesario para salvar sus intereses. Esto es lo que el actual momento planetario nos muestra.
En el contexto de la actual pandemia, nuevas amenazas recaen sobre Cuba y el mundo en relación a la cooperación médica desarrollada. Uno de varios ejemplos es el siguiente: un grupo de senadores republicanos en Estados Unidos presentaron el 17 de junio de 2020 un proyecto de ley para castigar a los países que contraten misiones médicas de Cuba al considerarlos cómplices de la “trata de personas”.
El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla denunció el 8 de mayo, que la USAID dedicaría 2 millones de dólares adicionales para atacar las brigadas médicas cubanas. A pesar de ello, Cuba, en varias ocasiones, ha tenido la intención de cooperar con Estados Unidos en materia de salud y se ha demostrado que con voluntad política mucho se puede hacer en ese ámbito a pesar de las dificultades.
En esta difícil coyuntura, Cuba mantiene su convicción y compromiso de solidaridad con el mundo, incluido Estados Unidos, cuyo gobierno impidió la entrada de un cargamento de ayuda procedente de China a través de la empresa Alibaba y torpedeó la negociación con otras empresas para adquirir material necesario para enfrentar la crisis y por tanto hace que este tipo de negociaciones sean desgastantes por la parte cubana.
A pesar de eso, al igual que en otras ocasiones, La Habana brindó, desde el inicio, su apoyo a Washington en medio de la actual crisis sanitaria, así como ha auxiliado a muchos otros países, entre las que se destacan los pasajeros del crucero británico MS Braemer que atracara en costas cubanas a pesar de tener al menos cinco casos confirmados de coronavirus a bordo y otros 52 pasajeros que presentaban síntomas. El barco, con más de 600 pasajeros principalmente británicos, había solicitado ayuda tanto de Cuba como de los Estados Unidos. Luego de estar anclado en el Caribe durante cinco días buscando un lugar para atracar, puedo llegar a Cuba. Este hecho fue otro de los tantos que ha sido manipulado para deslegitimar la imagen de Cuba ante el mundo.
A pesar de esta guerra inclemente de los Estados Unidos contra Cuba, el internacionalismo siempre fue el corazón de la política exterior de la revolución cubana, y para América Latina se estableció la Escuela Latinoamericana de Medicina que a lo largo de sus 15 años de existencia, ha graduado 29 749 médicos de 123 naciones de todas las regiones del mundo. En la actualidad cursan estudios 1 358 estudiantes de 87 países (año lectivo 2019-2020).
Para febrero del 2020, en los inicios de la pandemia, había más de 28 700 colaboradores cubanos en 59 países.
Como podemos observar, el actual escenario internacional adentro de la pandemia está delineando un mundo en donde el capitalismo será más brutal y despiadado porque está perdiendo terreno, pero se está volviendo más peligroso y agresivo, sobre todo con aquellas fuentes que, como Cuba, inspiran dignidad, resistencia y avance.
Con Cuba estamos los pueblos del mundo, todos los hombres y mujeres que creemos que un mundo mejor es posible. Por eso, las actuales luchas y las venideras estarán preñadas de victorias populares que requerirán sabiduría, solidaridad y acuerdos cada vez más extensos.
*Firmante de los Acuerdos de Paz en El Salvador. Vicerrector de la Universidad Luterana Salvadoreña.
[1] La labor de la brigada oftalmológica cubana en El Salvador tuvo como resultados más de 23 mil operaciones y más de 42 consultas entre 2015 y los primeros meses de 2019, fecha en la cual la brigada fue obligada a abandonar el país por acusaciones falaces de la Junta de Vigilancia Médica.