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Anderson Bladimir Rodríguez, de 14 años, es un niño que desapareció el pasado 20 de julio. Fue visto por última vez en la noche de ese sábado. Vestía una camisa blanca, y un short negro. Su madre, Rosa Rodríguez, junto a sus dos hermanos, de 7 y 18 años, aún le esperan en casa.
Rosa, su madre, relató a VOCES, que la noche de ese día, se encontraba mal de salud. Previo a irse a su cuarto, cruzó palabras con su hijo; las últimas palabras que cruzaría con el niño dentro de su casa. “Él nunca salía sin permiso mío. Yo creía que él estaba en su cuarto”, indicó Rosa.
Sin embargo, el día siguiente el hijo menor la despertó al percatarse de la ausencia de su hermano, Bladimir. “Yo me tiré de la cama y, pues, salí a ver y nada, ni rastro de que él había dormido acá en la casa, porque en su cama siempre hay un ventilador que él, cuando está ahí, siempre lo mantiene conectado, pero no; estaba en medio de su cama. Obviamente él no había dormido”, dijo.
Su reacción inmediata fue salir a consultar con sus vecinos si habían visto a su hijo. Eran las 6:30 a.m. de un domingo; nadie atendió su llamado a las puertas. Se movilizó a un parque cercano para encontrar cualquier respuesta y se encontró con unos vecinos. Al consultarles si habían visto a Bladimir la noche anterior, la respuesta fue negativa.
Cuando el reloj marcó cerca de las 7 de la mañana, Rosa llamó al 911 y le respondieron que debía acercarse a la delegación más cercana y así lo hizo. Según relató, al llegar a la sede de la Policía Nacional Civil (PNC) procedió a brindad una declaración sobre la desaparición de su hijo. Seguidamente, una patrulla con ella se dirigió a la zona donde vive para revisar la escena. Encontraron al menos tres casas con cámaras: una había sido desconectada por falta de espacio, otra no había guardado vídeos desde abril y la tercera, que no grababa vídeos, sino solo capturas, solo reveló una foto, pero debido a su calidad fue imposible identificar alguna pista.
Entre otras acciones con las que procedieron fue el rastreo del teléfono de Bladimir. La última señal de su teléfono fue en un lugar a aproximadamente ocho minutos de su casa. Según su madre, ningún familiar o amigo vive en la zona aledaña.
Rosa describió a su hijo como un niño callado, serio, que estudiaba en un centro educativo por la mañana (cursaba su séptimo grado) y por la tarde se mantenía dentro de su casa. Cinco días después su condición de desaparecido aún se mantiene.
“Yo lo estoy esperando con los brazos abiertos, que no piense que yo lo voy a regañar y que vuelva. Tengo fe que sí regresará”, expresó Rosa en un mensaje dirigido a su hijo Bladimir.
Con edición de Diego Hernández
