“Salimos a marchar por todos los retrocesos en materia de derechos humanos que el gobierno actual ha realizado en el país en contra la población LGBTIQ+. Esta marcha es una muestra del descontento que tenemos por los ataques que nos han realizado y nos han excluido del tema de salud, de la educación y ahora también pretenden invisibilizar nuestra existencia”, dijo Gonzalo Montalvo, del Movimiento Ampliado LGBT+ de El Salvador.
Cientos de personas de la comunidad LGBTIQ+ y aliados se unieron el pasado 29 de junio en la Marcha del Orgullo para conmemorar la lucha por los derechos humanos de esta población y reivindicar la existencia de la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de géneros. También denunciaron los graves retrocesos y los discursos de odio que continúan El Salvador en contra de estas personas.
Entre algunos de los retrocesos que denunciaron se encuentran la disolución de la Secretaría de Inclusión Social en 2019, la derogación del decreto ejecutivo 56 que prohibía toda forma de discriminación por orientación sexual e identidad de género en instituciones públicas, la exclusión de la atención en salud pública, la educación; el archivo “injustificado” de la propuesta de Ley de Identidad de Género y Ley de Igualdad y No Discriminación.
A la lista anterior sumaron otros hechos recientes como los despidos masivos por parte del Ministerio de Cultura por supuestamente promover agendas “que no son compatibles con la visión” del actual gobierno y la censura en el Teatro Nacional de la obra denominada “Inmoral” del Proyecto Inari, una compañía de arte queer.
Asimismo, aprovecharon este espacio para exigir trabajos dignos pues aseguraron que continúan situaciones que discriminan a las personas LGBTIQ+. “Tener un empleo en este país para nuestros compañeros de la comunidad LGBTIQ+ es difícil, más que todo ahora con estos mensajes de odio que se están lanzando desde el Estado y que precisamente sea el presidente (Nayib) Bukele quien está con este discurso de odio que pone en alto riesgo la vida de nuestros compañeros y pone en el limbo los empleos que ya algunos tienen en algunas instituciones gubernamentales y también en el sector privado”, manifestó Marta Zaldaña, secretaria general de la Federación de Asociación y Sindicatos Independientes de El Salvador (FEASIES).
La Marcha del Orgullo LGBTIQ+, que inició desde la intersección Gabriela Mistral y el Boulevard Los Héroes, no solo se enfrentó a las repentinas lluvias, sino que personas de grupos religiosos también se hicieron presentes en la Plaza Salvador del Mundo donde culminó la actividad; situación diferente del año anterior cuando se colocaron en una calle aledaña del redondel con carteles que negaban las identidades y diversidades de género.
“Fuera, fuera, fuera”, fue la respuesta inmediata de cada persona que ahí se encontraba en contra de las personas con carteles con mensajes como “homosex es pecado”, “Hay liberación de la homosexualidad en Cristo”; así como otras consignas que llevaban incluso sobre sus camisas.
«Soy una mujer trans de 16 años y si tengo que dar mi vida por la comunidad LGBTIQ, la voy a dar. Estoy totalmente orgullosa de ser una mujer trans», dijo Kenia Rivera a las personas religiosas. Como resultado del descontento de la comunidad, el abucheo, y la presión que ejercieron, las personas se retiraron de la plaza.
“Como servidora de Cristo y reverenda de una comunidad de fe, (este hecho) es un acto de violencia y un acto de neocolonización de los saberes y las libertades que las personas merecen y deberían de tener por el simple hecho de ser personas. Sin duda alguna, aunque las personas no hayan agredido a nadie, el hecho de portar una camiseta que diga que Jesús odia el pecado cuando esas son palabras que jamás vamos a encontrar en la Biblia, ya es un acto de violencia pasiva agresiva”, dijo Nubia Lazo, teóloga salvadoreña y defensora de derechos humanos.
“Creo que estos términos, que la mayoría de las personas no conocen y no saben manejar, es la razón por la cual no entendemos que estos actos, aunque sean simplemente haberse parado ahí con los carteles, significan violencia y un atentado contra las libertades y derechos de las personas LGTBIQ+”, agregó.
Con edición de Diego Hernández