Eneida Abarca, Miriam Elizondo y Silvia Margarita Motalvan son tres mujeres salvadoreñas y madres de hijos que desaparecieron hace 18 meses, 12 años y 6 años, respectivamente. Las tres son parte del Bloque de Búsqueda de Personas Desaparecidas en El Salvador. La desaparición de sus hijos no es la única similitud entre sus vidas. También comparten las mismas historias de cómo las autoridades salvadoreñas las han tratado en la búsqueda por sus seres queridos.
Durante un conversatorio, las tres madres relataron que cuando sus hijos desaparecieron y se acercaron a las autoridades para poder interponer una denuncia y buscar ayuda, no obtuvieron una respuesta empática y propositiva. Todo lo contrario. Eneida dijo sentirse revictimizada y culpabilizada por el agente de la policía que le atendió, pues este le recriminó que dejara que su hijo, Carlos Ernesto Santos Abarca, saliera a hacer ejercicio teniendo en cuenta su condición de salud mental.
A Miriam no le recibieron la denuncia cuando actuó de inmediato, y a Silvia le dijeron que debería regresar a su casa, porque quizás ya aparecería su hijo que no regresó a su casa cuando salió de estudiar en el colegio.
Cuando ya le tomaron la denuncia a Silvia, un mes después la fiscal del caso le llamó preguntándole a ella si su hijo ya había regresado a la casa. “Lo que hicieron fue obligarme a vivir con su ausencia (de su hijo)”, aseveró Silvia.
“Como madres estamos hechas pedazos”, aseveró Miriam. Su hijo Josué desapareció en 2011. Recientemente, la Sala de lo Constitucional admitió una demanda donde el máximo tribunal salvadoreño le pedía explicaciones a la Fiscalía General de la República (FGR) si había llevado a cabo acciones para investigar la desaparición de Josué.
Relataron que además de sentirse afectadas física y emocionalmente, también se han visto afectados sus economías, pues los ahorros de todas sus vidas se han ido utilizando para hacer sus actividades de búsqueda. En el caso de Eneida, ya lleva 30 municipios recorridos buscando a Carlos y pegando el rostro de él en todas las superficies públicas posibles.
Las tres madres aseguraron sentirse frustradas con el accionar de las autoridades, y cuando se les consulta qué avances ha hecho el Estado para determinar el paradero de sus hijos, las tres dijeron que se puede considerar poco o nulo avance.
En la conferencia de prensa del estudio elaborado de FESPAD sobre la situación de las personas desaparecidas y la respuesta que el Estado ha brindado entre los años de 2019 a 2022, el director de FESPAD, Henri Fino, detalló que entre esos años se han contabilizado a 6443 personas desaparecidas, siendo 2397 de estos casos activos de desaparición que siguen con un expediente abierto en la fiscalía.
Sin embargo, esta cifra es un aproximado de FESPAD, pues los datos de las desapariciones en El Salvador son considerados información reservada.
Han pasado aproximadamente 547 días desde que Eneida vio por última vez a Carlos, 4383 días desde que Miriam vio por última vez a Josué y 2191 días desde que Silvia vio por última vez a Rodrigo. Las tres asumieron el compromiso de buscar a sus hijos, pues el Estado, que en la Constitución reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, no lo hace.