Pese a su relevancia ambiental, múltiples comunidades aledañas a la largo y ancho del sitio RAMSAR Barra de Santiago, ubicado en los departamentos de Ahuachapán y Sonsonate, denuncian que esta se encuentra amenazada por las industrias extractivistas como los monocultivos de caña, plátano, soja y palma africana, así como la expansión de la industria azucarera, las malas prácticas del uso de aguas en partes altas y medias de las subcuencas por parte del sector ganadero, la deforestación indiscriminada, entre otras.
Ante esto, y durante la última década, las mismas comunidades, entre mujeres, jóvenes y hombres, han optado por organizarse y apoderarse de un papel: el de guardianas y guardianes del ecosistema en la zona, la fauna y flora, del agua, en otras palabras, de la vida.
De 39 años, Luz de María Hernández, del Comité Ambiental de Metalío, Acajutla, Sonsonate, figura entre las mujeres que ha conectado con la situación actual de sitio RAMSAR Barra de Santiago y continúa apoyando la protección de este.
«La lucha que tenemos las mujeres es por nuestro sistema hídrico y con el monocultivo de caña. Luchamos en esta causa desde la zona de Metalío para que podamos tener biodiversidad, mantos acuíferos; para proteger los bosques de mangle y tener vida. Estamos en una lucha por defender nuestro ecosistema, por defender nuestros medios de vida. Defendemos nuestro planeta», expresa Hernández.
Luz recuerda cómo hace algunos años, un grupo de tres mujeres se levantaron y actuaron ante la necesidad que ahí había, sobre el sistema hídrico por la falta del agua en la zona (se abastecen de ríos y quebradas). Ahora, el grupo se ha consolidado y reúne en este a más de 100 mujeres no sólo en Metalío, Acajutla, sino a lo largo del Complejo RAMSAR Barra de Santiago. Estas mujeres, junto a muchos otros habitantes en el área, se han encargado su reforestar el bosque salado, han creado viveros de mangle y limpian permanentemente los canales del mismo manglar para recuperar el flujo hídrico y restaurarlo.
Blanca Nohemí Meléndez, de la misma zona del Metalío, señaló que durante años ha observado cómo algunas especies como cangrejos azules y otras especies se han ido recuperando parcialmente.
Otra de las acciones que realizan en conjunto, explicó Meléndez, es un monitoreo biofísico en el manglar. «Se mide la profundidad, cantidad de oxígeno, temperatura, el PH (medida que indica la acidez o la alcalinidad del agua) y ver como fluye el agua. A veces, el oxígeno y salinidad es demasiado alto porque no hay un flujo normal de agua de ríos por tapas de las industrias cañeras, lo que causa la pérdida de especies», mencionó.
Con base en estos monitoreos, en 2022, al menos en el manglar de Metalío se presentaron condiciones en las que el suministro de oxígeno disminuyó, afectando igualmente a la biodiversidad, pero también el color y claridad del agua.
Barra de Santiago fue declarado como «Humedal de Importancia Internacional» el 23 de julio de 2014 por la Convención Ramsar, el cual tiene como objetivo fundamental «la conservación y el uso racional de los humedales, a través de la acción nacional y mediante la cooperación internacional, a fin de contribuir al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo». Desde 1975, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con asistencia intergubernamental, identifica humedales de importancia internacional.
Marcel Díaz, bióloga de la Unidad de Ecología Salvadoreña (UNES) detalló que los manglares son importantes porque en estos habitan numerosas especies, los cuales, a su vez, son medios de vida para comunidades. También son «dormideros» y zonas de descanso para las aves migratorias, protegen de los fenómenos climáticos como huracanes, inundaciones, figurando básicamente, una barrera natural para que estos no afecten directamente. Además, aportan mucho oxígeno al planeta.
Para la bióloga, la actual situación en el país de estos sitios no se relaciona con la falta de legislación, sino una falta de respeto a estas.
Cada 2 de febrero, a nivel internacional se conmemora el Día de los Humedales. Por lo que comunidades organizadas desarrollaron una jornada de cuido del manglar en la zona de Metalío, Acajutla, en el cual recogieron acumulaciones de basura en distintas partes del manglar y reforestaron otras. Además, debido a su lucha y causa, exigieron al Estado salvadoreño el cese de la visión extractiva, la cual prioriza el desarrollo sobre los bienes naturales y derechos humanos.
Adicionalmente, rechazaron profundamente lo que consideran ellos como la política de entrega de permisos ambientales y concesiones a industrias y proyectos que representan graves afectaciones al territorio y las comunidades.