La Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN) señaló en un reciente informe sobre El Salvador que la reducción del gasto en educación, reflejada en la Ley de Presupuesto de 2023, figura un nuevo retroceso para la superación de brechas de desigualdad en el país y un obstáculo para brindar una educación “más inclusiva, equitativa y de calidad”.
“El dato más reciente de la Ley de Presupuesto de 2023 muestra un nuevo retroceso (en la educación salvadoreña) con un gasto que disminuyó hasta el 16.9%”, indicó la fundación en el Informe de Desigualdad Multidimensional sobre educación y aprendizaje.
FUDECEN, con base a datos oficiales, explicó que para 2023 se programaron $1,502 millones en educación. Pese a que la cifra es mayor que la de 2022 ($1,470 millones), afirmaron que educación perdió importancia dentro del presupuesto del Gobierno Central debido a que el año anterior representó un 18.46% del plan de gastos y en 2023 un 16.88%.
A su vez, detallaron que 2023 posee los menores porcentajes en gasto en los distintos niveles educativos desde el inicio del período de análisis para el informe en 2015. Por otra parte, destacaron que el 41.1% del presupuesto se destinó a gastos en administración y programada educativos.
“Esta distribución ineficiente del gasto en educación se ve reflejada en las brechas de desigualdad por nivel educativo y escolaridad de los salvadoreños que, aunque es bajo en general, al hacer un desglose por condición de pobreza, nos damos cuenta de lo escasas y casi nulas que son las oportunidades de superación para las personas en los quintiles más bajos de ingreso”, señalaron.
Argumentaron que, en 2022, en la educación básica, del 54% de personas que completaron este nivel el 43.8% provenía de hogares no pobres, el 7.4% de hogares en situación de pobreza relativa y, solo el 2.8% del total de personas que completaron primaria provinieron de hogares en pobreza extrema. En el mismo periodo, FUDECEN observó que el 36.6% de la población perteneciente al quintil de mayores ingresos ha podido estudiar más que sus padres, en tanto que, para las personas en el quintil de menores ingresos este porcentaje baja hasta un 8.7%.
“Se requiere de un incremento de la inversión educativa, con especial foco en aquellas dimensiones en las que se identifican los mayores rezagos y se manifiestan las inequidades más profundas. Sin una mayor inversión, no es posible avanzar hacia una educación más inclusiva, equitativa y de calidad”, sostuvieron.
Con edición de Diego Hernández