Desde el 2017, en El Salvador, cada 21 de febrero se conmemora el Día Nacional de la Lengua Náhuat. Un día aprobado por la Asamblea Legislativa reconociendo dicha lengua como patrimonio, legado cultural y reconociendo las identidades e historia de los pueblos originarios.
De acuerdo con la UNESCO, hasta 2018, las tradiciones orales náhuat se encontraban en peligro al poco interés de los jóvenes y la cada vez menor transmisión intergeneracional de estas. También categorizaba al náhuat como la única lengua indígena que subsistía en El Salvador y hablada por poco más de 200 hablantes.
Alexandro Tapas, concejero principal de la Iniciativa Portadores del Náhuat (IPN) e integrante del Concejo Ancestral de los Comunes de los Territorios Indígenas (ACCIES), califica como positivo la declaración del Día de la Lengua Náhuat hace siete años, como también una de las más recientes: la incorporación de la educación en la lengua materna según la Ley Crecer Juntos para la Protección Integral de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia.
El artículo 54, inciso f, de dicha ley estable que para hacer efectivo el derecho a la educación en todos los niveles y modalidades el Estado deberá garantizar entre condiciones, “fomentar el conocimiento y respeto del idioma castellano, lengua de señas, lenguas de pueblos indígenas, identidad cultural y de otras manifestaciones culturales”. El artículo 49 también hacer referencia al derecho a las niñas, niños y adolescentes de conocer, conservar, desarrollar y recuperar los valores, espirituales, culturales, lingüísticos, entre otros aspectos que permitan definir su identidad cultural.
“Vemos una luz de esperanza en la restitución de un derecho lingüístico negado a ocho generaciones de salvadoreños desde el establecimiento de la independencia y, a la vez, revitalizar y llevar a otros usos nuestra lengua milenaria náhuat”, dijo Tapas sobre las pocas acciones durante los últimos años.
Para Tapas, la lengua náhuat tiene una profunda importancia desde diferentes puntos de vistas y aristas: desde lo lingüístico, desde la característica imprescriptible de los derechos ancestrales, desde la identidad original de un territorio, desde las etnocencias o epistemología.
“Desde el derecho lingüístico de los pueblos milenarios se puede decir que es importante que en los diferentes ámbitos de la vida se oficialice el reconocimiento y uso legítimo de sus lenguas para comunicarse y no suspenderlas, privarlas o limitarlas para imponer lenguas extranjeras, porque suspender, privar o limitar el uso de lenguas ancestrales es lo mismo que violentar los derechos ancestrales milenarios. Lo importante es revalorizarlas como lenguas interculturales dentro de los territorios etnos-culturales sin limitar el uso de lenguas extranjeras”, enfatizó.
Aunque califica como esperanzador y positivo algunas acciones en torno a la materia de la lengua náhuat, Alexandro Tapas señaló que aún hacen falta que el Estado salvadoreño apruebe reformas por ejemplo, a la Ley General de Educación en conjunto al plan de educación del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnologías, y además, la creación misma de una ley especial para los derechos de los pueblos ancestrales.
Con edición de Morena Villalobos