49 años cumple una de las masacres más recordadas en El Salvador en el contexto previo al conflicto armado: el 30 de julio de 1975 cientos de estudiantes que marchaban exigiendo la autonomía de la Universidad de El Salvador (UES) fueron masacrados y otros desparecidos.
“Son 49 años de impunidad de estos hechos que quedaron grabados en la memoria, no solo de la comunidad universitaria, sino también del pueblo salvadoreño”, dijo a VOCES Sofía Zamora, secretaria de la Comisión de Memoria Histórica de la UES.
A la fecha, las autoridades y la misma comunidad universitaria reconocen a las personas masacradas y desaparecidas como “héroes y mártires del 30 de julio de 1975”. El crimen fue perpetrado por el ejército salvadoreño durante el gobierno de Arturo Armando Molina. Ante estos hechos resuena la consigna “prohibido olvidar”.
“Es importante recordar estos casos emblemáticos de violación a derechos humanos perpetrados en el contexto y durante el conflicto armado interno”, expresó Zamora, quién sostuvo que casi cinco décadas después de la masacre no existen avances en las investigaciones. La vedad y justicia continúa siendo una deuda estatal.
Frente a esta deuda, recordó, fue creada hace algunos años la Comisión de Memoria Histórica de la UES con el objetivo de buscar y acompañar los procesos de búsqueda de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición para las víctimas, sus familias, pero también a la comunidad universitaria como “sujeto colectivo” de graves violaciones a derechos humanos.
En el marco de esta fecha conmemorativa, la Dra. Angelina Snodgrass-Godoy, socióloga y directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington, expuso en un conversatorio con jóvenes estudiantes de la UES, un documento desclasificado de la embajada de Estados Unidos redactado el 31 de julio de 1975 y enviado al secretario de Estado en Washington D.C.
En este documento desclasificado, Godoy indicó que las autoridades estadounidenses expresaron sus dudas respecto de la versión oficial del entonces gobierno de Molina sobre la masacre. También sostuvieron que los estudiantes durante la marcha tuvieron un buen comportamiento.
«Una marcha estudiantil de 500 personas el 30 de julio acabó en matanza cuando fuerzas de seguridad del Gobierno bloquearon su paso, abrieron fuego con balas y gas y mataron al menos a cinco personas. El Gobierno de El Salvador afirma que sus tropas fueron provocadas», dice el documento.
Con edición de Diego Hernández
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