“El campesino y la campesina enfrenta una nueva ola de despojo, de desalojos, expulsiones y destierros por parte de un grupo pequeño de personas que su único criterio de vida es la ganancia, la acumulación y la riqueza. Aun cuando esto implique condenar a la muerte, al hambre y a la miseria”, denunciaron representantes de ECOS El Salvador, ACUA y el Foro del Agua.
Alejandro Henríquez, de ECOS, sostiene que esta situación se ha tendido al alza debido a la alta presencia de empresas transnacionales en el país, sumado a los pequeños, pero fuertes grupos económicos que por décadas han acaparado intereses económicos y con estos, la tierra.
Carlos Cotto, investigador y parte de un estudio elaborado por dichas organizaciones, aseguró que, durante los últimos años, los procesos y mecanismos bajo los cuales han despojado de tierras a sectores campesinados, comunitarios, incluso cooperativas, se han caracterizado principalmente por engaños, información falsa, desinformación, procesos de corrupción, amenazas, contratos con cláusulas sumamente abusivas, acuerdos inexistentes, y otras situaciones similares.
“Definitivamente, el Estado salvadoreño tiene que ver con todos los despojos de tierra, generando condiciones o generalizando el robo”, agregó Henríquez, denunciando a su vez que los afectados siempre son los sectores más empobrecidos.
Cotto añadió que las causas de estos procesos de despojo es únicamente el interés económico por el lucro y la acumulación, sino que también obedece a denigrar y acabar con el modo de vida campesina. Estos, según el investigador, también intentan convencer de que los procesos sociales colectivos como es el cooperativismo y otros no tiene viabilidad y que la única forma posible de hacer producción y economía es a través de la empresa privada, generando como consecuencia condiciones en todo el país de crisis alimentaria y la violación de los derechos de estos sectores afectados a la alimentación, a la tierra, al agua, al trabajo y otros.
Con edición de Morena Villalobos