El Bloque de Búsqueda de Personas Desaparecidas inició su labor de apoyar y ayudar a madres, hermanas, tías, abuelas, sobrinas, amigas, vecinas y otros familiares de personas desaparecidas, el 17 de febrero de 2022. Desde entonces, han luchado para que el Estado salvadoreño les dé respuesta sobre el paradero de sus seres queridos. Sus experiencias, su sufrimiento, sus conocimientos, sus fuerzas y el amor por sus seres queridos es lo que las une, transformando sus luchas y causas a una colectiva, empoderándose con cada paso que dan.
De acuerdo con la investigadora independiente Jeannette Aguilar, en el estudio sobre normas y procesos de búsqueda de personas desaparecidas, especialmente mujeres en El Salvador: “La ruta crítica de las mujeres que buscan a sus personas desaparecidas”, se observa que son ellas quienes asumen principalmente la “dura y compleja” tarea de liderar la búsqueda de sus familiares.
Este camino caracterizado por la falta de respuesta del Estado, conlleva un proceso de dolor, precariedad, impactos en la salud física y emocional, la economía de cada una, ya que, además, algunas interrumpen proyectos de vida y su rutina diaria cambia repentinamente.
Idalia Zepeda, abogada de la Asociación Salvadoreña de Derechos Humanos (ASDEHU) e integrante del Grupo de Trabajo por las Personas Desaparecidas en El Salvador, explicó a VOCES que el Bloque de Búsqueda lamenta la ausencia de acciones eficientes de parte de los gobiernos para atender a las víctimas y a las familias de sus seres queridos desaparecidos. “El Bloque se creó para visibilizar otros casos de personas desaparecidas, y sobre todo para exigir a las autoridades, tanto Policía, Fiscalía, como Medicina Legal y al Estado en general, que se accionara en la búsqueda”, sostuvo.
La abogada Zepeda acompaña 25 casos de personas desaparecidas de familiares integrantes del Bloque. Únicamente tres de esos casos se han judicializado, el resto continúa en etapas de investigación y algunos han sido archivados por la Fiscalía General de la República (FGR) alegando la falta de indicios o pruebas en el marco de la investigación.
Zepeda relató que ha presenciado cómo las madres y familiares se han empoderando poco a poco por múltiples razones como: espacios de confianza, la solidaridad, entre otros. “Hay cosas que solo entre personas que han tenido seres queridos desaparecidos se han entendido”, agregó.
Silvia Montalván, madre de Rodrigo Alejandro Montalván, desaparecido en marzo de 2015, explicó cómo ha sido su proceso, su integración al Bloque de Búsqueda y su lucha de verdad y justicia: “La búsqueda de mi hijo prácticamente la empecé sola, porque yo no sabía a dónde acudir, a quién o a qué instituciones. Lo único que sí me dijeron es que pusiera la denuncia en la Fiscalía y fui a poner la denuncia. Lleve fotos de mi hijo esperando que las difundieran o que hicieran algo con ellas. Al mes, me habló la fiscal para preguntarme si mi hijo había regresado y yo le dije que no. Me dijo: este es mi número de teléfono, yo soy la fiscal del caso y si gusta cuando regrese el niño me avisa”, contó.
“Conocí al Bloque de Búsqueda por medio del periódico. Vi que habían dado una conferencia, que eran poquitas familias y dije que podía encajar, porque iba a haber más movimiento y más trabajo para encontrar a nuestros hijos. Yo les escribí por WhatsApp y me respondieron amablemente. Expliqué mi caso y le dije como estaba y entonces me dijeron que me iban a conseguir la entrevistas con la licenciada Zepeda y así, poco a poco, hasta que me entrevistó y le firmé el caso a la licenciada para que me representara. Desde quizás julio ingresé al Bloque y hasta la fecha”, agregó Silvia.
La investigadora Aguilar sostiene en su estudio que en las organizaciones y colectivos de mujeres que buscan a personas desaparecidas se visualiza la construcción de liderazgos en estos procesos: “Las mujeres a partir de su condición de género, salen del espacio privado y resignifican la maternidad y sus roles tradicionales de género, al irrumpir en el ámbito público para reivindicar la memoria de sus personas desaparecidas y su exigencia de verdad y justicia”.
Asimismo, detalló que la necesidad de encontrar los cuerpos de estos para dignificarlos y hacer duelo, las redes de apoyo familiar y organizaciones sociales, los encuentros con otras y otros familiares y la conversión de la búsqueda en colectiva y el apoyo de organizaciones, son los principales factores que impulsan a las mujeres a trazar y continuar su ruta crítica de búsqueda.
En contraparte, señaló que la indiferencia, el poco apoyo de las autoridades, las exposiciones a riesgos, la criminalización y estigmatización de parte de las mismas, la precarización de la familia y falta de recursos para la búsqueda y la complicidad o responsabilidad de las autoridades, son factores con los las mujeres se enfrentan y en, algunos casos, por las que dejan la búsqueda.
La investigadora aseveró que al unirse, las mujeres buscadoras logran obtener empatía entre personas en las mismas situaciones de haber perdido a un familiar, pueden ser escuchadas, comprendidas y apoyadas, incluso, a algunas mujeres les permite externar verbalmente su pérdida y expresar su dolor después de un largo tiempo.
“Siento que me ha ayudado el Bloque de Búsqueda de Personas Desaparecidas porque yo pensé que a mí no me podía pasar eso (ser familiar de una persona desaparecida) y que nunca me iba a pasar. Yo lo miraba como algo muy alejado a mi vida y cuando llegué y vi que había un montón de madres, de esposas, de hermanas, y todas de diferentes maneras afrontando su realidad, es entonces cuando uno se mira que no está solo porque lo apoyan, y porque entienden que es lo que uno lleva adentro”, relató Silvia Montalvan.
A juicio de la abogada Zepeda, las mujeres y otros familiares que integran el bloque de búsqueda sí han atravesado procesos que las han empoderado y les ha ayudado a alzar su voz, explorar sus liderazgos y a contar con herramientas para interactuar con el Estado salvadoreño. Además, destacó que a pesar de los límites de conocimiento y de formación, estos procesos las han llevado a leer, a estudiar las leyes, por ejemplo, el Protocolo de Acción Urgente (PAU). “Ahora las mujeres tienen herramientas para interactuar con los servidores públicos y para debatir en diferentes espacios y exigir sus derechos”, dijo.
“Eso pasa por conocer, por formarse y por también acordarse de la organización. Esto es un proceso, no acabado, de empoderamiento que lamentablemente han tenido que ser así a partir de las causas de la desaparición, pero que, sin duda, ha llevado a que ya no se vean a ellas mismas como víctimas, sino que también como defensoras de derechos humanos de su propia causa y de la causa de otras familias”, sostuvo la abogada.
Eneida Abarca, madre Carlos Abarca, desaparecido el 1 de enero de 2022, explicó a VOCES que, en su caso, fue de las primeras personas que se unió al Bloque de Búsqueda de Personas Desaparecidas: “Ya habían pasado casi dos meses sin respuesta estatal, indiferencia, pasividad. Por eso me uní al bloque. (…) Me he podido dar cuenta que no soy ni la primera ni la última persona que tiene una persona desaparecida”, expresó.
Unidas para exigir verdad y justicia
“La unión hace la fuerza siempre y más cuando las madres están dispuestas a denunciar y vencer el miedo para alzar la voz. La colectividad es bien importante”, enfatizó Eneida Abarca.
Para Silvia Montalvan la necesidad de la colectividad ayuda para ser escuchadas, conseguir respuestas y soluciones en el camino de la búsqueda de sus hijos y familiares desaparecidos. “Si todas nos uniéramos y todas hiciéramos una buena plantada en algún lugar, en la Fiscalía, o en donde sea, y que vieran que no es cuento o no es un invento que hay desaparecidos, sino que es una realidad. Si nos uniéramos todos, siento que nos harían caso, nos tomarían en cuenta y nos ayudarían a encontrar a nuestros hijos. Sí se necesita de la colectividad”, indicó la madre.
La abogada Zepeda también coincidió en la importancia de la organización de las madres y familiares de personas desaparecidas en El Salvador debido a que esto les permitirá exigir al Estado salvadoreño solventar muchas deudas y contrarrestar el fenómeno de impunidad en este tipo de casos y violaciones a derechos humanos.
Con edición de Morena Villalobos