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El Salvador continua sin ley que ampare los derechos de la comunidad LGBTIQ+

Fotoreportaje por Diana Rivas, periodista de VOCES


El 25 de junio, las calles de San Salvador se vistieron con los colores del arcoíris, símbolo mundial del Orgullo LGBTIQ+. Miles de personas de la comunidad salieron a marchar bajo el lema “Sin demora, ley de identidad ahora”, exigiendo el derecho a la autodeterminación de género y el respeto de sus vidas.

En el 2021, la Comisión de la Mujer e Igualdad archivó la propuesta de Ley de Identidad de Género por ser considerada “obsoleta y no apegada a la realidad”. En agosto del mismo año, la Mesa Permanente por la Ley de Identidad de Género presentó una actualización de la ley a la Asamblea Legislativa que hasta el momento se encuentra sin discusión. 

El 22 de febrero del 2022, la Sala de lo Constitucional ordenó emitir las reformas necesarias para garantizar que el nombre sea compatible con la identidad y expresión de género.  Sin embargo, la sentencia no hizo mención sobre la ley de identidad de género. 

Durante la marcha recordaron a las víctimas de crímenes cometidos por odio. Como  es el caso de Camila Díaz, mujer trans, que murió en manos de tres agentes de la PNC en el 2015. En donde la Fiscalía no probó  que fue homicidio motivado por el odio a la identidad de género. 

“Camila  Díaz en su sentencia el juzgado eliminó la agravante de crimen por odio en razón de su identidad de género. Lo que conllevó a una anulación del reconocimiento de violencia que sufrimos las personas trans en El Salvador”, explicó Bianca Rodríguez, directora ejecutiva de COMCAVIS TRANS. 

Según el Índice de Viaje Seguro para el colectivo LGBT, El Salvador, es el segundo país de Latinoamérica más peligroso para las personas transgénero, debido a las altas tasas de violencia que registran. 

La violencia y discriminación obliga a muchos a huir de su hogar. Entre 2021 y el 2022, la organización social, Cristosal, atendió a 37 personas de la población LGBTIQ+ en situación de desplazamiento forzado interno. Las edades oscilan entre 12 a 29 años de edad. 

A la protesta también se unió la comunidad indígena. Aseguran que enfrentan doble discriminación: por ser diversos y por ser indígenas. “Estoy marchando por mi dignidad, por la dignidad de los pueblos indígenas, pero también por la dignidad de los que somos indígenas y diversos (…) los pueblos están en resistencia defendiendo nuestra madre tierra, nuestra identidad, nuestros derechos”, dijo un miembro de la comunidad indígena Maya Kakawira.

La marcha culminó en la plaza Divino Salvador del Mundo, donde  activistas de la Federación Salvadoreña LGBTI, se presentaron para hacer su manifiesto político. “No tenemos tiempo para esperar porque a la gente la siguen matando en la calle, le siguen negando el derecho a la salud, le siguen negando el derecho al trabajo”, concluyeron.

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