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“La impunidad se puede combatir”, afirma Carlos Mauricio, sobreviviente de tortura y acusador en el caso contra José Guillermo García y Vides Casanova en EEUU

“La impunidad se puede combatir”, afirmó Carlos Mauricio, salvadoreño sobreviviente de tortura durante el conflicto armado, integrante del Comité de Ex Presos y Ex Presas Políticas de El Salvador (COPPES) y uno de los tres acusadores que participó en el histórico juicio civil en un tribunal estadounidense a inicios de los 2000 en contra de dos altos mandos militares: general José Guillermo García y general Carlos Eugenio Vides Casanova.


Carlos Mauricio publicó recientemente su primer libro titulado “En vías de investigación”, un escrito en donde retrata y describe a detalle todo el proceso que enfrentó; su tortura, los impactos psicológicos, y su travesía por alcanzar justicia.


Para Carlos Mauricio, este libro representa la culminación de uno de sus capítulos en su vida y odisea, así como un escrito consultivo o que dibuja una ruta para luchar contra la impunidad, para obtener justicia y para enfrentar a los perpetradores de crímenes de lesa humanidad y graves violaciones a derechos humanos.


Secuestro y tortura


“No estuve detenido. Yo estuve secuestrado, desaparecido”, relató durante una entrevista con VOCES.


Mauricio culminó en 1979 sus estudios en agronomía en la Universidad de El Salvador (UES). Tras ello, solicitó una beca que fue aprobada con éxito para viajar a México y así obtener una maestría en ingeniería agrícola. Fue para 1982 que el entonces estudiante regresó al país para dar clases en la misma universidad. Para entonces, sostuvo, en El Salvador, los grupos militares secuestraban y asesinaban a personas a diario.


Entre 1980 y 1983, mientras el Ministerio de Defensa se encontraba al mando del general José Guillermo García y la Guardia Nacional bajo el general Carlos Eugenio Vides Casanova, El Salvador atravesó el periodo más violento del conflicto armado pues se perpetró la mayor cantidad de violaciones a derechos humanos como desapariciones, masacres, torturas, entre otras. Así fue reconocido por el Informe de la Comisión de la Verdad de Naciones Unidas, publicado en 1993.


El 13 de junio de 1983, aproximadamente a las 5 de la tarde, Carlos Mauricio impartía clases en la Facultad de Agronomía de la UES (las instalaciones estaban intervenidas por militares, recuerda) cuando hombres vestidos de civil fuertemente armados lo secuestraron.


“Me llegaron a capturar a la Facultad de Agronomía, por eso digo yo que fue una llamada. Habían dicho que, en lugar de ir a México, había ido a Cuba y entonces para ellos capturar a alguien que venía de Cuba era importantísimo, no solamente para sacar la información de cómo era la cosa de que hacían allá y los métodos que les enseñaban, sino también como propaganda”, subrayó.


Casi semana y media permaneció Carlos Mauricio privado de libertad en las “salas de tortura” dentro de las oficinas centrales de la Policía Nacional. Relató que el secuestro fue producto de una posible llamada anónima e información falsa indicando que Carlos Mauricio había viajado hacia Cuba, en donde brindaban formación militar a personas y luego retornaban para enfilarse en la guerrilla.


Estos hechos de captura y tortura, reconoció Carlos, fue un crimen de lesa humanidad, pues durante su desaparición forzada fue sometido a dolorosas posiciones de tensión, palizas, se le negó comida por días, fue forzado a pararse por periodos extendidos y sometido a más abusos.


Tras presiones por parte de la universidad pública y su entonces suegro, que era un militar, se da a conocer y se comprueba que él está detenido.


“Con relación a su oficio s/n (sic) de fecha 14 de los corrientes, atentamente me permito manifestarle que efectivamente los Ingenieros CARLOS RENE MAURICIO y MORIS FRANCISCO (otro detenido) se encuentran detenidos en la Policía Nacional, en vías de investigación”, fue la correspondencia que lograron obtener, firmada por el general Rafael Flores Lima, subsecretario de Defensa de Seguridad Pública. Este escrito serviría después para comprobar en Estados Unidos que Carlos y otras dos personas fueron torturadas y responsabilizaron a dos altos mandos militares bajo la doctrina de mando de responsabilidad.


Saliendo de las instalaciones de la Policía Nacional, Mauricio decidió salir del país como forma de salvaguardar su vida. “Me amenazan de que si me quedo en el país la siguiente vez no voy a tener la misma suerte. La siguiente vez me van a asesinar, así me dijo el torturador cuando me están sacando. Yo estaba herido, completamente destrozado por la tortura. Me tenía que refugiar y entonces me fui a los Estados Unido. Primero me fui a México de donde yo venía y había sacado una maestría porque estaba recién venido a El Salvador. Después me fui a Estados Unidos a ver a mi familia y ya me quedé allá”, expresó.


A juicio


Estando en Estados Unidos y llevando algunas sesiones de terapia con una psicóloga debido a los impactos de todo el proceso que enfrentó en su país natal, integrantes del Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA, por sus siglas en inglés) lo contactaron para asistirle legalmente en un juicio civil contra el general José Guillermo García y el general Carlos Eugenio Vides Casanova.


Este juicio civil culminó en 2002 con un veredicto de pagar $54.6 millones contra ambos acusados por la tortura de tres civiles salvadoreños, y pese haber conocido estos hechos, no intervinieron o accionaron para impedirlos. En julio de 2006 Vides Casanova fue forzado a renunciar a más de $300 mil de sus bienes. En 2015, Vides Casanova fue deportado y un año después también lo fue Guillermo García.


“Fue una satisfacción enorme de verlos sentados, pero la satisfacción más grande era que uno tras otro le íbamos diciendo que eran asesinos, cosa que nunca le habían dicho, nunca nadie se había atrevido a decirle que eran unos asesinos y nosotros dijimos, yo, Neris y Juan y los abogados, los juzgadores dijeron también que eran un par de asesinos, que ellos habían tenido la responsabilidad en el asesinato, en el genocidio del pueblo salvadoreño, porque ellos tenían la capacidad de detener los asesinatos y no lo hicieron. Al contrario, favorecieron los asesinatos”, indicó Carlos Mauricio.


Juan Arce y Neris Gonzáles fueron los otros dos salvadoreños que participaron en el proceso y como parte acusadora en el juicio contra los dos ex altos mandos militares. El primero fue un doctor arrestado por integrantes de la Guardia Nacional y soldados paramilitares, acusándole supuestamente de ser un “líder subversivo” y la segunda, una trabajadora laica para la iglesia que fue secuestrada en 1979, en estado de embarazo, por cuatro uniformados de la Guardia Nacional. Ambos fueron sobrevivientes de múltiples torturas.


“Fue una cosa que me sirvió más que cien sesiones de terapia, que es lo que no se ha hecho aquí. Aquí nunca se ha hecho un juicio donde la víctima llega a confrontar a los verdugos”, agregó.


Una lucha continua contra la impunidad


Para Carlos Mauricio, más de tres décadas después de haber finalizado el conflicto armado, la esperanza aún está presente de que algún día en El Salvador también se lleven a cabo juicios en contra altos mandos militares y se encuentren responsables a los perpetradores de muchos crímenes de lesa humanidad.


El libro “En vías de investigación”, figura para él sentar un precedente del camino que se ha ido abriendo poco a poco para obtener justicia, y dibuja un “ruta” para vencer la impunidad. Añadió que este escrito será un documento de consulta para que cualquier persona conozca a viva voz lo que pasó en El Salvador.


“Aquí demuestro el camino para que la gente en El Salvador pueda hacer los juicios y aquí se encuentra justicia y va a pasar. Aquí está el caminito. Aquí está cómo se logra la justicia y cómo se les demuestra esto que la impunidad se puede combatir”, sostuvo.

Con edición de Diego Hernández

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Periodista de VOCES

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