«Nuestra lucha es por la memoria histórica para que jóvenes de las escuelas y universidades sepan lo que hemos vivido en este país y que hubo y hay gente dispuesta para continuar con esa lucha», dijo Mirna Perla, sobreviviente de la masacre estudiantil de 1975 y esposa de Herbert Anaya Sanabria, defensor de derechos humanos asesinado en 1987.
Mirna, Madre Lucy, presidenta del histórico COMADRES y Óscar Garza, integrante del Comité de Ex Presos y Presas Políticas de El Salvador (COPPES) conversaron junto jóvenes sobre los impactos del conflicto armado que ellos vivieron y la importancia de no olvidar los hechos suscitados en ese periodo.
Óscar Garza, sobreviviente de tortura, relató cómo El Salvador se caracterizó en la década de los ochenta e inicios de los noventa por la represión y las graves violaciones a derechos humanos por parte del Estado salvadoreño.
Sobre esto mismo, se refirió que durante más de una década fueron muchas las personas que fueron privadas de libertad y posteriormente torturadas. Muchas de estas personas, indicó, que sobrevivieron continúan exigiendo verdad y justicia, mientras que otras con el paso del tiempo han fallecido, entre estos, Rafael Segura, integrante del COPPES.
“No solo es la tortura que se hace en el momento, es la que pertenece a lo largo del tiempo. Es importante que las nuevas generaciones sepan lo que pasó”, subrayó.
Mirna Perla resaltó también el papel que el sector de estudiantes tuvo durante el conflicto armado, refiriéndose a que por su labor e incidencia muchos fueron asesinados o desaparecidos, como en el caso de la masacre estudiantil en julio de 1975. Sostuvo que pese a que ha solicitado a la Fiscalía General de la República (FGR) que investigue este caso y el asesinato de su esposo Herbert Anaya Sanabria, la repuesta ha sido negativa.
“La causa no está perdida”, expresó Madre Lucy, de COMADRES, un grupo de madres buscadoras fundado hace más de cuarenta años. Ella cuestionó cómo autoridades salvadoreñas han señalado al conflicto armado como un negocio y los acuerdos de paz como una farsa. La guerra fue producto de la represión estatal, las desapariciones, y la desigualdad social, aseveró.
Con edición de Diego Hernández