Una de las tradiciones más particulares de la Semana Santa en El Salvador se ha reactivado este día encarnando la lucha entre el bien y el mal, y expiando -con dolorosos latigazos- los pecados de los fieles.
El municipio de Texistepeque, en Santa Ana, se ha revestido este Lunes Santo de la tradicional alegría, colorido y religiosidad que impone la fiesta de los Talcigüines, una muestra del sincretismo entre los pueblos originarios del antiguo señorío de Cuscatlán y la fe católica heredada de los conquistadores españoles.
Los talcigüines son hombres del municipio quienes ataviados con disfraces rojos reviven la lucha entre el bien y el mal al encontrarse con otro hombre que representa a Jesús de Nazaret, quien los somete para hacerlos huir despavoridos por las adoquinadas calles del municipio. Parte de la tradición incluye la repartición de latigazos de los talcigüines a las personas que se encuentran en su camino, un símbolo de expiación de los pecados.
Tradicionalmente se cree que talcigüin significa “endiablado” en náhuat, pero la cuente de Twitter @timumachtikan, que enseña sobre esta lengua, publicó que el significado más exacto sería Tal: tierra y Tzikwini: saltar. “Esto se debería a que estos personajes les dan «chilillazos» a las personas que los hacen saltar, tal como en las fotografías”.
Otra posible traducción sería: Tal: tierra y Tikwini: trueno, el sonido de golpe. “Porque azotan al suelo y se logran escuchar esos sonidos”.
La tradición es desde 2014 un patrimonio cultural intangible de El Salvador.
La diputada de Nuevas Ideas, Lorena Fuentes, quien hizo un Facebook Live desde Texistepeque sobre la festividad, comentó que la tradición suma más de 150 años de realización, pero estuvo dos años en pausa debido a la pandemia por COVID-19.