El sábado, las fuerzas israelíes bombardearon la torre Al-Yala, en Gaza, provocando el derrumbe del edificio donde se encontraban las oficinas de la agencia estadounidense The Associated Press (AP) y así como de la cadena catarí Al Jazeera y otros medios.
Según alegan fuentes del régimen israelí, el edificio “contenía activos militares pertenecientes a la inteligencia militar” del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), con quienes los israelíes están enzarzados en un cruento enfrentamiento desde hace unos días.
Tras el ataque israelí, un flagrante intento de acallar a los medios que cubrían los virulentos bombardeos israelíes sobre la población gazatí, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un tuit se limitó a escribir que la seguridad de los periodistas es “primordial”, pero no denunció la ofensiva del régimen de Israel.
“Hemos comunicado directamente a los israelíes que garantizar la seguridad de los periodistas y los medios independientes es una responsabilidad primordial”, escribió escuetamente Psaki.