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Las organizaciones internacionales también se mostraron preocupadas por el discurso de odio que el oficialismo impulsa en contra de las oenegés salvadoreñas: “Es una estrategia para atacar al mensajero y no abordar los problemas de fondo. Cuando eso ocurre, perdemos todos”, dijo la representante de Human Rights Watch.
El director de litigio estratégico de Cristosal, Abraham Ábrego, aseveró que las oenegés de derechos humanos en El Salvador no son aliados de las pandillas como se está señalando desde la comunicación del gobierno en el marco de la declarada guerra contra estos grupos criminales que inició como respuesta a una escalada de asesinatos.
“Las organizaciones no somos aliados ni financistas de la violencia de pandillas”, dijo Ábrego en una conferencia de prensa en la que diversas organizaciones nacionales e internacionales sentaron posturas por el contexto que vive el país y las fuertes críticas que les ha dirigido el presidente Nayib Bukele.
“Lamentamos señalamientos estigmatizantes que se hacen a defensores de derechos humanos”, afirmó, por su parte, el asesor jurídico del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, Danilo Flores.
La representante de la Plataforma por la Seguridad Ciudadana, Anabel Recinos, expresó que este es uno de los momentos más críticos para las organizaciones nacionales desde la firma de los Acuerdos de Paz. “Nunca hemos tenido un gobierno tan irrespetuoso”, expresó.
Las distintas organizaciones presentes en la conferencia resaltaron su trayectoria histórica como prueba de que no son aliados de pandilleros. La coordinadora del área de Atención a Víctimas de la Violencia del Servicio Social Pasionista (SPAS), Johanna Ramírez, mencionó que no solamente han acompañado a las víctimas por años, sino que han realizado pronunciamientos en contra de la violencia.
También, el investigador de la Asociación Azul Originario, Húber Romero, dijo que durante el año pasado atendieron 190 casos de violencia de género, violencia hacia menores, detenciones arbitrarias, entre otros casos.
Las organizaciones internacionales también se mostraron preocupadas por el discurso de odio que el oficialismo impulsa en contra de las asociaciones salvadoreñas e, inclusive, contra ellas mismas.
“Los ataques del presidente a las organizaciones de DD. HH. y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) generan una dificultad para poder hacer ese trabajo. No tenemos como labor proteger a pandilleros, como dice el presidente, sino proteger a la población salvadoreña en general”, manifestó la directora en funciones para las Américas de Human Rights Watch, Tamara Taraciuk.
Añadió que “es una estrategia para atacar al mensajero y no abordar los problemas de fondo. Cuando eso ocurre, perdemos todos”.
El presidente Nayib Bukele ha utilizado su cuenta de Twitter para expresar en reiteradas ocasiones que las organizaciones defensoras de derechos humanos interceden ante el Estado para proteger a los pandilleros. “Ha quedado claro quiénes son los socios de los pandilleros. Todos han salido a defenderlos: Financistas, narcos, políticos y jueces corruptos, ONGs de “derechos humanos”, la “comunidad internacional”, la CIDH, periodistas y medios de Open Society, etc. Se quitaron la máscara”, dijo recientemente en un tuit.
Al respecto, la investigadora de Centroamérica para Amnistía Internacional, Astrid Valencia, dijo que es preocupante que las políticas de seguridad recientemente implementadas por el gobierno salvadoreño son acompañadas por un “discurso presidencial confrontativo, que estigmatiza, ataca y pone en riesgo a personas defensoras de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y medios de comunicación independiente”.
